Invertir en los servicios de cuidados no es un gasto social o empresarial, son una inversión para todos los países y las sociedades.
Por Thais Aguilar
El pasado 5 de noviembre fue el Día Internacional de las Personas Cuidadoras y cuando pensamos en esas cuidadoras, es probable que nos venga a la mente, profesionales de la salud, gente que asiste a personas mayores o a pacientes con alguna limitación de movilidad.
Pero las primeras cuidadoras somos las mujeres que culturalmente se nos ha asignado el rol de cuidadoras del hogar y la familia, con labores extenuantes, que iniciamos desde la más tierna infancia y que no acaba aun cuando estemos en edades avanzadas.
Por ello es primordial hablar de los cuidados y de la urgente necesidad de tomar conciencia global cómo constituyen el pilar sobre el cual se sostienen nuestras sociedades, tal y como lo propone la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en el documento “Hacia la construcción de sistemas integrales de cuidados en América Latina y el Caribe”, de noviembre del 2021.
CEPAL reconoce que “los cuidados son actividades que regeneran diaria y generacionalmente el bienestar físico y emocional de las personas. Incluye las tareas cotidianas de gestión y sostenimiento de la vida, como: el mantenimiento de los espacios y bienes domésticos, el cuidado de los cuerpos, la educación/formación de las personas, el mantenimiento de las relaciones sociales o el apoyo psicológico a los miembros de la familia. Hace, por tanto, referencia a un amplio conjunto de aspectos que abarcan: los cuidados en salud, el cuidado de los hogares, el cuidado a las personas dependientes y a las personas que cuidan o el propio autocuidado. Se trata de un trabajo que, en cuanto a su cantidad, medida en unidades físicas de tiempo, supera ligeramente al total del trabajo remunerado de los hombres y las mujeres, mientras que, en lo que respecta a su calidad, tiene unas características que son fundamentales para mantener las condiciones de sostenibilidad del sistema en su conjunto. Los cuidados atraviesan, por tanto, la vida de todas las personas. Y todas las personas, en todos los momentos de vida, requieren de cuidados” (CEPAL, pág. 11).
En la búsqueda de la igualdad de género y la eliminación de las brechas de género en el ámbito laboral, uno de los temas fundamentales que a menudo pasamos por alto es la necesidad de servicios de cuidados sociales adecuados, ya sean públicos o privados.
La crisis generada por la pandemia puso en evidencia la suprema importancia que los cuidados tienen para toda actividad humana en comunidad y en sociedad.
Por ello, es primordial impulsar acciones de igualdad de género en este ámbito, ya que no solo se trata de igualdad de oportunidades y salarios justos para las mujeres trabajadoras remuneradas, sino también de garantizar que esas colaboradoras tengan acceso a los recursos necesarios para equilibrar sus responsabilidades profesionales con sus responsabilidades de cuidado, ya sean hijos, personas enfermas, personas mayores de edad o incluso mascotas.
La importancia de los servicios de cuidados
Los servicios de cuidados incluyen una amplia gama de recursos, como guarderías infantiles, cuidado de personas adultas mayores, servicios de atención médica a domicilio, y opciones de cuidado de mascotas, entre otros. Estos servicios son esenciales para que las colaboradoras puedan mantener su participación en la fuerza laboral y avanzar en sus carreras sin sentir que deben sacrificar sus responsabilidades de cuidados. Además, a menudo también ayudan a los colaboradores varones.
Estos son algunos de sus beneficios:
1- Fomento de la participación laboral: Cuando las colaboradoras tienen acceso a servicios de cuidado confiables y asequibles, se les facilita la tarea de mantener su participación en el mundo laboral. Esto es crucial para la igualdad de género, ya que muchas mujeres se ven obligadas a dejar sus trabajos o a reducir sus horas de trabajo debido a las responsabilidades de cuidado no satisfechas.
2- Mejora de la productividad: Los servicios de cuidado también pueden mejorar la productividad de las colaboradoras. Saber que sus seres queridos están bien atendidos reduce el estrés y la ansiedad, lo que les permite concentrarse mejor en sus tareas laborales.
3- Promoción de carreras profesionales: Cuando las colaboradoras no se ven obligadas a tomar decisiones entre el cuidado y la carrera, tienen más posibilidades de avanzar en sus carreras. Esto es fundamental para cerrar las brechas de género en la toma de decisiones y en la representación en los niveles superiores de las organizaciones.
¿Cómo medir el impacto de los cuidados?
Medir el impacto de los servicios de cuidado en la igualdad de género puede ser un desafío, pero existen indicadores clave que pueden ayudar a evaluar su eficacia. Estos son algunos:
1- Tasa de participación laboral de las mujeres: Una medida importante es la tasa de participación laboral de las mujeres en comparación con los hombres. Un aumento en la participación laboral de las mujeres puede ser un indicador de que los servicios de cuidado están teniendo un impacto positivo.
2- Nivel de satisfacción laboral: Realizar encuestas regulares a las colaboradoras para evaluar su satisfacción laboral y su equilibrio entre el trabajo y el cuidado puede proporcionar información valiosa sobre la efectividad de los servicios de cuidado.
3- Promoción y ascensos: Seguir de cerca las tasas de promoción y ascenso de las mujeres en la organización puede ayudar a determinar si los servicios de cuidado están contribuyendo a su avance profesional.
¿Qué podemos hacer para alcanzar una igualdad real de los cuidados?
Para lograr una igualdad real en los cuidados, tanto los Estados como las organizaciones deben tomar medidas concretas como:
1- Políticas de apoyo para la conciliación familiar: Los Estados deben implementar políticas que promuevan el acceso a servicios de cuidado asequibles y de calidad, como licencia parental remunerada y flexibilidad en el horario laboral.
2- Inversión en la estructura de cuidados: Las organizaciones pueden colaborar con proveedores de servicios de cuidado para ofrecer opciones de cuidado en el lugar de trabajo o subvencionar servicios de cuidado para sus colaboradoras.
3- Sensibilización y capacitación: Promover la sensibilización sobre la importancia de compartir las responsabilidades de cuidado entre todos los miembros de la sociedad y brindar capacitación en igualdad de género en las organizaciones es fundamental.
En resumen, los servicios de cuidados desempeñan un papel crítico en la promoción de la igualdad de género en el ámbito laboral. Al proporcionar a las colaboradoras las herramientas necesarias para equilibrar sus responsabilidades laborales y de cuidado, avanzamos hacia una sociedad más justa y equitativa en la que todas las personas tengan la oportunidad de desarrollar su máximo potencial sin verse limitadas por las obligaciones de cuidado. Es responsabilidad de los Estados y las organizaciones trabajar juntos para crear un entorno que fomente esta igualdad real en los cuidados.
댓글